miércoles, 30 de marzo de 2011

April Madness

Marzo es un mes que huele diferente. El sol comienza a dejarse ver con asiduidad. Las temperaturas nos van templando el cuerpo y el alma. La primavera nos brinda nuevos aromas que fluyen por nuestros poros endulzándonos el carácter. La sonrisa tonta y el optimismo nos invaden. En Sevilla el olor a azahar irrumpe en la ciudad narcotizando a los viandantes con su fragancia, síntoma inequívoco de que la Semana Santa se acerca.

Este mes nos trae, también, el Baloncesto Universitario Americano, que seguimos casi con la misma pasión con la que lo hacen los entusiastas de este deporte en Estados Unidos. En estos días los mejores equipos se enfrentan en eliminatorias a un solo encuentro para determinar qué Universidad se alza con el cetro que todos anhelan. Este mes de locura de basket se denomina March Madness y este año cuenta con un aliciente: las sorpresas. El favorito, Kansas, ha sido apeado por VCU (Virginia Commonwealth), equipo entrenado por un joven de 34 años, Shaka Smart. El otro favorito, Florida, también se ha caído de la Final Four por la mediación de Butler.

Volvemos a las competiciones domésticas en España. Para las Ligas Adecco se avecina un mes de abril que sin duda viene cargado de tensión y emoción. Nuestro particular April Madness patrio viene dado por la búsqueda de la consecución de los objetivos marcados desde los inicios de la temporada hasta los que se han tenido que redefinir sobre la misma marcha de la competición.

A tan sólo tres jornadas del final de la liga regular, tanto en la Adecco Oro como en la Plata se está disputando una lucha encarnizada por la plaza que da derecho al ascenso directo. Los equipos en liza son Obradoiro y Murcia por un lado y Knet Rioja y Bàsquet Mallorca por el otro. Los chicos de Moncho Fernández y los de Jesús Sala tienen ventaja pero ningún margen de error, si no quieren perderla.

La batalla por ocupar plazas de playoff se abre a más contendientes. Unos buscan retener el factor cancha a su favor y otros ingresar en el selecto club de equipos que pelearán por la segunda plaza que da derecho al ascenso y a vivir la magia de los playoffs.

En la Adecco Oro, un Burgos que se ha apoderado de la tercera plaza, es perseguido por una serie de conjuntos que tienen casi asegurada su presencia; León, Girona, Tenerife, Navarra y Cáceres prácticamente han comprado el billete para la siguiente fase , mientras que la última plaza se la rifarán Breogán, Melilla, Lleida y La Palma.

Tíjola, Andorra, Plasencia, Prat, ADT Tarragona y Oviedo, lo tienen casi hecho en la Adecco Plata. Barcelona y Ávila se jugarán la última plaza del playoff.

Mirando hacia abajo, en los puestos de descenso y play out de la Adecco Oro, vemos un Ourense que, a pesar de su buen tramo final, tiene muy complicada la salvación pese a no ser aún matemática. Los clubes de Tarragona, Clínicas Rincón, Alcázar, Palencia y Huesca van a vivir tres agónicas pero ilusionantes últimas jornadas Objetivo: evitar el playout.

En Plata, cinco son los equipos igualados en las últimas posiciones: Santurtzi, Coruña, Illescas, Guadalajara y Lan Mobel. Tendrán que dar lo mejor de sí mismos para evitar el descenso.

Así pues, nos preparamos para vivir nuestro particular April Madness impregnado de la magia del baloncesto, que inunda las canchas al igual que el azahar lo hace en las calles de Sevilla. ¿Quién dijo “miedo”? Mucha suerte.

domingo, 6 de marzo de 2011

El eslabón perdido

Durante mi etapa como jugador profesional siempre me interesó conocer de cerca cómo trabajaban los jóvenes de las canteras de mis equipos. Esta temporada me he involucrado al máximo, incorporándome a la cantera del Club Baloncesto Sevilla Cajasol.

Al tomar la decisión de embarcarme en este proyecto, lo primero me planteé fue qué podía aportar yo para que los chavales mejoraran; trabajo, experiencia y valores: ilusión, dedicación, esfuerzo, respeto, empatía, sacrificio…en realidad, básicamente lo mismo que durante tantos años he intentado hacer. Sólo que ahora me sitúo al otro lado de la línea.

Desde hace bastante tiempo tengo un dilema. Quiero compartirlo con vosotros para que rumiemos sobre la situación actual del baloncesto de formación en España.

A mi entender hay tres niveles de cantera en nuestro baloncesto. El primero, el de canteras de clubes profesionales. El segundo nivel, el de clubes amateurs y escuelas deportivas. El tercero lo expondré más adelante.

Las canteras de clubes profesionales aspiran a dos objetivos fundamentales: formar jugadores con posibilidades de llegar al primer equipo y ganar campeonatos que den prestigio a sus canteras y a los que en ellas trabajan. Vengo observando que en numerosas ocasiones se culpa a los entrenadores de estas canteras de que los jóvenes no den el salto. Gran error. Debería corresponder al ideario de los clubes una apuesta real y comprometida con las promesas que realmente tengan el nivel necesario. En la mayoría de las ocasiones, esos chicos de 18 años salientes de Juniors aún no están preparados para el cambio de categoría y deben ir completando su ciclo formativo en otras inferiores…es un asunto qua ya traté en el anterior post.
Estas canteras de clubes profesionales se abastecen de chicos que entran desde edad muy temprana en el club, de chicos de canteras de clubes amateurs que buscan la proyección del Club grande y de jugadores de otras ciudades o países. Normalmente suelen entrenar los 5 días de la semana, más el partido o los partidos los fines de semana. Preparación física, trabajo en grupo y tecnificación individual suele ser la rutina semanal.

Segundo nivel: son las cenicientas de la historia, Clubes amateurs y Escuelas de baloncesto desfavorecidas, en muchas ocasiones, porque sus metas no van mucho más allá de intentar mejorar el grupo en general a sabiendas de que si algún chico destaca, se marchará irremediablemente al club más potente. Difícil y desalentadora tarea, la de captar y motivar a los chicos y entrenadores en estas circunstancias. Muchos técnicos sacrifican el tiempo que podrían dedicar a su familia y amigos para entregarlo a una actividad vocacional, enseñar baloncesto estos chavales. Sin más pretensiones. La captación en este caso se realiza principalmente a través del boca-oído o a través del propio muchacho, que llama a la puerta del Club o Escuela.
La mayoría suelen entrenar tres días a la semana, además del partido del fin de semana.

Dicho esto, después de este repaso, aquí empieza mi reflexión.

En la actualidad, y según datos del Ministerio de Educación, tenemos casi 6 millones y medio de chicos en edad escolar, entre Educación Infantil, Primaria y E.S.O..
La Asociación Española de Pediatría ha fijado la talla media de los hombres españoles en 1,76 metros, un centímetro más que la media europea, y la de las mujeres en 1,61 metros.

Nutricionalmente, nuestros chicos están mejor informados y su dieta, en general, es más completa y variada con lo que su desarrollo físico y morfológico es considerablemente mejor que en décadas anteriores. A nivel coyuntural tenemos mejores instalaciones, entrenadores más cualificados y preparados, una Selección Nacional que acumula éxitos internacionales con el correspondiente tirón mediático, seguimiento pormenorizado de ligas profesionales a través de medios convencionales y digitales y una creciente afición por el baloncesto entre los españoles.

Frente a este escenario que invita al optimismo tenemos una realidad sorprendente en las canteras en España; el nivel medio de los jugadores es alarmantemente bajo. Antaño cualquier club, equipo de pueblo o de ciudad siempre contaba con cuatro o seis jugadores de buen nivel. De esta forma, más o menos todos los equipos eran competitivos y las ligas locales eran apasionantes y disputadas, frente al desolador panorama que afrontamos ahora, donde el equipo de cantera del club profesional arrasa a los rivales sin que éstos tengan ni la mínima opción de ganar, siquiera de acercarse en el marcador. Y no me creo que los culpables de que el nivel general sea tan bajo la tengan los equipos de canteras profesionales. ¿Cuántos jugadores recalan en están canteras?. ¿Doce, quizá veinticuatro?. A ver quién se atreve a afirmar que en ciudades como Sevilla, Málaga, La Coruña, Zaragoza y demás sólo existen esos jugadores de nivel. ¿Ya no hay más?. No me lo creo. Aunque eso no quita que el trabajo de las canteras sea mejorable y que a veces cometamos errores evitables. La filosofía debe ser trabajar para mejorar y para aprender de los errores.

Llegamos al tercer nivel, el más importante y a la vez el más denostado y abandonado. Aquí encontramos la raíz del problema que ha encendido la señal de alarma.

Echemos la vista atrás y buceemos en nuestros orígenes. Muchos de nosotros hemos “mamado” el baloncesto en nuestro COLEGIO. Éstos han sido la gran factoría de jugadores de baloncesto de las décadas precedentes. Los colegios deberían recibir la atención que merecen como vivero de futuros proyectos de jugadores de baloncesto. En lugar de sembrar en los colegios, ahora esperamos que jugadores formados entren por la puerta de nuestro club, o vamos a buscarlos entre lo poco que hay en clubes “inferiores”. Incluso nos vamos al extranjero a encontrar lo que aquí podríamos tener…

Reflexionemos y hagamos memoria: ¿cuántos colegios disponen de entrenadores titulados que trabajen con la única motivación de formar deportivamente a nuestros niños?. Sufrimos una constante hemorragia de pérdida de talentos futuros porque no son detectados o no pueden desarrollarlo a no brindárseles la oportunidad en el colegio.

El dato es abrumador: 6,5 millones de niños y niñas sólo en Educación Infantil, Primaria y E.S.O. ¿Realmente no tenemos dónde volcarnos?. Aquí está el eslabón perdido, el que que nos falta para completar el círculo y estructurar los niveles formativos. Nivel 1 Canteras de Clubes Profesionales. Nivel 2 Clubes Amateurs y Escuelas deportivas. Nivel 3, Colegios.

Es necesario el reconocimiento de tantos entrenadores (anónimos y no tan anónimos) que dedican incontables horas de su escaso tiempo a la enseñanza de nuestros jóvenes en los colegios, con la ilusión de formarles en los valores del deporte y, por qué no, de que alguno de ellos pueda llegar a ser profesional.

Federaciones, clubes, entrenadores…toda la familia del baloncesto debemos cuestionarnos cómo podemos tomar medidas para la recuperar el baloncesto en la infancia fomentando, incentivando, volcándonos en que los niños tengan, al menos, la posibilidad de iniciarse en nuestro maravilloso deporte.

Por cierto, yo también entreno en un colegio. Lo hago con chicos de 6 y 7 años que están aprendiendo a botar, a pasar, a compartir y respetar y, sobre todo, a amar el baloncesto.

jueves, 17 de febrero de 2011

Los otros

Finaliza la última edición de la Copa del Rey y, como cada año, deja tras de sí una estela de imágenes, momentos, situaciones de juego, artículos, opiniones, crónicas...la cobertura mediática ha sido tan profusa que poco más podría aportar yo en el análisis deportivo; los tiros de este post van a ir por otro lado.

Desde este rincón de la web quiero rendir homenaje a un jugador que encarna muchos de los valores deportivos que tanto demandamos y que él aúna con naturalidad y firme-za. Hablar del sacrificio, la entrega, la lucha, el compañerismo, el respeto, la dedicación, la disciplina y la paciencia, es hablar de un compendio de valores que él atesora.

Ni de lejos es el jugador más mediático; probablemente, no le veremos haciendo anun-cios de champúes anticaspa, bancos, seguros, comida basura y demás. Los flashes de las cámaras, las entrevistas, las grandes portadas y cabeceras de programas deportivos se los llevarán otros. Pero él sonreirá y seguirá dándolo todo en cada uno de los minutos que esté en cancha. Él encarna esa suma de cosas que suceden en un partido pero que no recogen las estadísticas oficiales, cosas que, sin embargo, suman tanto como las otras para conseguir el triunfo (y la Copa). Ese “trabajo sucio” e ingrato que algunos desempeñan a cambio de una palmadita en la espalda mientras observan cómo son otros los que se cuelgan las medallas y coleccionan MVP's.

Hace una década se puso de moda en España la búsqueda del base de más de 1´90 cm, física y técnicamente bien dotado. Emergieron aspirantes a este título desde todas partes... pero a la mayoría sólo les faltaba una cosa, un pequeño detalle sin importancia pero que les impedía triunfar... ¡¡que no eran bases!! Él es uno de los pocos que se salvó de esa maltrecha cosecha. Y estos días hemos admirado a un base y repito, base, que todo lo ha hecho bien: taponar, rebotear ofensivamente, finalizar alley hoops (y digo bien finalizar, no pasar), barrer el balón del aro, presionar toda la pista, ser un muro en la defensa del 1x1, estar en constante línea de pase, pasar bloqueos directos e indirectos... y si unificamos estas dotes con su gran lectura e interpretación del juego, con un talento natural en ataque y con la mejora que ha experimentado en el tiro, entiendo que estamos hablando de un Jugador Total.

Y como él ha habido tantos otros a los que me gustaría rescatar y situar en primera fila, esos jugadores a los que podríamos denominar “los otros”, esos hombres que realizan una labor encomiable, tanto o más que las estrellas y que son imprescindibles para que un equipo funcione. Esos baloncestistas que tienen poca repercusión mediática pero a los que sus entrenadores consideran vitales e intocables. Unos profesionales que tienen todo el respeto y cariño de sus compañeros porque entienden de la importancia de su desagradecido “rol”.

Dicho esto, manifiesto públicamente mi más sincero respeto y reconocimiento a todos esos jugadores y en especial a ti, protagonista transparente, guerrero invisible, abanderado de los intangibles, Víctor, Víctor Sada.

jueves, 23 de diciembre de 2010

El fantasma del futuro

Redes sociales como twitter y facebook nos están permitiendo intercambiar informaciones y opiniones heterogéneas del mundo del baloncesto. Es muy enriquecedor el poder compartir dudas, análisis y reflexiones con una legión de amigos y desconocidos. En las últimas semanas estas redes han sido escenario de un debate-corriente de opinión sobre en qué punto se encuentran actualmente nuestras categorías inferiores y los problemas que en ellas nos estamos encontrando.

Un reciente estudio publicado por un internauta refleja una estadística cuanto menos alarmante. Habla del impacto en la liga ACB del jugador nacional. Profundizando en los datos que proporciona al respecto, nos damos cuenta del paupérrimo estatus que ostenta el profesional patrio dentro de su equipo en nuestra liga referente (exceptuando casos bastante obvios). Las ligas Adecco van al rebufo de esta tendencia, si bien la diferencia reside en que la crisis económica ha reducido drásticamente el presupuesto de sus clubes para la confección de las plantillas y se está optando por un producto nacional, más asequible en líneas generales.

Una vez reflejada la realidad del jugador español en las ligas profesionales de nuestro país, propongo pararnos, hacer una reflexión e indagar en el origen de esta situación que, según mi modesta opinión, proviene de la base.

Nuestra cantera presenta dos problemas críticos: por un lado el nivel medio-bajo en cuanto a la cantidad y calidad de nuestros chicos en edades de formación y por otro, el salto excesivamente prematuro que deben realizar, con sólo 18 años, a las ligas profesionales.

Vayamos por partes. Respecto al primer punto, soy consciente de que, actualmente, la descomunal oferta de alternativas de ocio hacia los jóvenes complica tanto su captación como la adquisición por su parte de un compromiso de regularidad en la asistencia a entrenamientos y su permanencia la temporada íntegra. Paradójicamente en estos días gozamos de recursos económicos, instalaciones, medios, personal cualificado, repercusión mediática y mejores materias primas que nunca en lo que respecta a los jugadores (mejores físicamente en cuanto a altura y presencia). Esta coyuntura debería posibilitar a nuestro país ser un prolífico vivero de jugadores jóvenes con proyección. Al no cumplirse esta ecuación, las incógnitas podrían ser las siguientes: ¿somos congruentes con su edad y necesidades concretas en cuanto al trabajo que con ellos desarrollamos? ¿Estamos incidiendo sobre los aspectos fundamentales del juego que necesitan los jóvenes para progresar de forma adecuada según las categorías? ¿Somos conscientes los entrenadores-formadores de que el único y esencial objetivo en cantera debe ser trabajar por y para la formación y capacitación de nuestros jóvenes sin abandonar este objetivo en pos de intereses particulares de los clubes de promocionarse por sus victorias?. ¿Son estos clubes conscientes de que su filosofía de cantera debe basarse en el éxito posterior de jugadores formados en ellos y no por su palmarés?...Son cuestiones un tanto incómodas y comprometidas pero que nos debemos formular si queremos afrontar desde la raíz el problema que se atisba en un horizonte no muy lejano y que se nos viene encima. Recientes entrevistas en profundidad realizadas a jóvenes y exitosos jugadores españoles tienen como denominador común el valor que éstos confieren a poseer una buena técnica individual a la hora de dar el salto a profesional.

Al subir al primer equipo a un chaval, lo que cualquier entrenador profesional pretende básicamente es que “no la cague”. ¿Cuál es esta expectativa?. Fundamentalmente significa que sea capaz de aportar unos mínimos. Que no sea una máquina de perder balones. Que técnicamente sea completo sin lagunas en aspectos primordiales como el bote o el pase. Que cuando se levante sea capaz de tocar el aro. Que defensivamente pueda parar al menos tres botes. Que sepa realizar correctamente una ayuda o segunda ayuda...Oiga, que si luego las mete, pues mejor que mejor, pero lo que realmente importa es que no se cargue un entrenamiento o un partido por sus carencias. Vistas estas aspiraciones, reflexionemos si merece la pena hacer algo para modificar el rumbo. Debemos mentalizarnos en cubrir las necesidades de los chavales en categorías de formación a lo largo de su ciclo educativo para que cuando llegue su hora de profesionalizarse estén perfectamente capacitados y cualificados.

Dicho esto, el segundo aspecto a analizar es la ardua frontera que deben atravesar los juniors que quieren dar el salto categorías profesionales. Viendo cómo jugadores de la talla de Ricky Rubio, capaz a su corta edad de competir sin problemas en la élite mundial, a menudo caemos en el error de generalizar creyendo que la mayoría de nuestros jóvenes están preparados para dar ese salto. No lo están. Sólo un exiguo porcentaje de ellos. Legalmente un joven de dieciocho años es mayor de edad pero no ha terminado de formarse física, técnica, táctica ni académicamente (un elemento vital para su futuro). Sin haber completado su formación, aún pretendemos que asciendan a categorías profesionales compitiendo en unas ligas en las que prima el resultado inmediato y en las que al entrenador se le exigen victorias. ¿Están los clubes en disposición de tener paciencia con estos chicos y pensar en su proyección futura?. La experiencia me ha enseñado que un muchacho de 20 años ya está preparado para debutar como profesional y competir en igualdad de oportunidades, dando por finalizado su ciclo formativo. El jugador ya es maduro y entiende que el baloncesto le brinda una profesión a corto plazo y que su formación académica debe ser consistente para que exista un después. La propia FIBA sostiene en su estructura una categoría SUB20, caldo de cultivo de futuras estrellas del mañana. Me aventuro a afirmar que esta categoría tiene su razón de ser en que la Federación Internacional considera sin rodeos que estos jóvenes se encuentran aún finalizando su formación. En pocos meses Bilbao será sede del Campeonato de Europa SUB20. Éste es el momento de plantearnos sinceramente la conveniencia de establecer una categoría intermedia entre junior y senior. Desde mi punto de vista es imprescindible, aún a sabiendas de que los cambios son costosos en todos los aspectos. Hay quien ha querido creer que las ligas Adecco, especialmente la Plata, y la liga EBA existen con este fin formativo. Pregúntenles a los entrenadores de Plata si sus respectivos clubes le dan la paciencia y confianza necesaria como para dar minutos a chicos jóvenes aunque a consecuencia de esta deferencia puedan llegar a perderse partidos.

La Federación ha publicado a través de sus medios de comunicación, preferentemente digitales, artículos y editoriales manifestando su preocupación e incertidumbre ante el futuro que depara a nuestro deporte, preocupación que comprendo y comparto. Es imposible que todos estemos de acuerdo con esta visión y, además, el debate sería muy poco enriquecedor si así fuera. Seguramente hay quien comulga con cómo están transcurriendo las cosas porque le va bien así, otros podrían aportar enfoques distintos y no faltan aquellos a los que ni les va ni viene el dilema, pero lo que es innegable es que el problema existe. En un ámbito deportivo con tantos intereses implicados la postura conformista de quedarse de brazos cruzados y verlas venir no es acorde con nuestra filosofía del baloncesto. Si hemos conseguido ser una potencia mundial en cuanto a selecciones, recursos, ligas y medios ha sido gracias al espíritu de lucha y sacrificio y a la visión de futuro que nos caracteriza. No se trata de señalar culpables ni de ser alarmistas pero lo que si debemos es tomar en consideración el punto donde nos encontramos. Federaciones, clubes, entrenadores, periodistas, jugadores y resto de afectados debemos reflexionar sobre el bajo impacto que el jugador nacional tiene en nuestras ligas y sus causas. Por mi parte ya he cumplido.

“Toda dificultad eludida se convertirá más tarde en un fantasma que perturbará nuestro reposo”.
»Frédéric Chopin (1810-1849) Pianista y compositor polaco

jueves, 9 de diciembre de 2010

El blues del autobús

La reciente actualidad del caos desencadenado por los controladores aéreos ha obligado en algunos casos a equipos deportivos de alcurnia a desplazarse en autobús para disputar su partido de la jornada. No he podido menos que hacer un ejercicio de empatía para ponerme en el pellejo esas pobres criaturas que se han visto atrapados dos o tres horitas en ese transporte, ¡¡válgame Dios!!, ¿cómo pueden hacerles eso?, menuda injusticia.

Me quedé patidifuso al leer dicha noticia. Somos miles o decenas de miles los que nos hemos chupado más kilómetros que el famoso baúl de la Piquer para ir a jugar partidos en la otra punta de la geografía española en dicho medio. Mis viajes desde Huelva, Los Barrios, Murcia, Alcázar o Córdoba hasta Andorra, Girona, Santiago, Santander, San Sebastián, Barcelona, Tarragona, Pineda del Mar, Alicante, León, Gijón, Oviedo, etc. dan para inacabables tertulias sobre anécdotas y situaciones curiosas (algunas se pueden contar, otras mejor no) acaecidas en dichos viajes. Un buen puñado de compañeros ha acabado con la espalda hecha una alcayata tras las interminables odiseas en autobús.

Y aún tienen el valor de quejarse con el pedazo de autocar en el que se desplazan. Ojalá alguno de ellos reflexionara sobre lo que es medir más de dos metros y tragarse trayectos de 14 horas en un asiento en el que tiene que realizar un verdadero tetris para encajarse sin que sus rodillas saquen el cartel de “hasta aquí hemos llegado”.

Sinceramente, hasta que un equipo no se pega dos o tres viajecitos de estos, no se puede considerar equipo como tal. En esas expediciones uno se funde en todo tipo de olores, sabores, vivencias, estados de ánimo, alegrías y miserias que van compactando al equipo y crean un lazo de unión que durará toda la temporada.
Quince horas de ida y quince de vuelta sin una triste película que ver porque al delegado se le ha olvidado traerlas o el famoso “el DVD está roto”, son experiencias que todo equipo que se precie tiene que vivir, como aquello de llegar tarde a algún partido y tener que cambiarse, vendarse y escuchar la charla técnica en el autobús. ¿Qué me decís de que se averíe en pleno temporal de nieve y tener que esperar a que vengan a repararlo, o la estampa de cambiarnos el autobús sin calefacción? ¡Ohhhhh, qué recuerdos!

Desde aquí aprovecho la ocasión para agradecer a los conductores (que en mi carrera han sido muchos), que han sido profesionales eficaces y eficientes, aunque a alguno no le hubiera venido mal un GPS para evitarnos las visitas turísticas no programadas. También mis respetos a esos delegados que permanecían en vigilia a su lado, pendientes de que no se le cerraran los ojos en largas y monótonas carreteras.
A esos grandes privilegiados a los que se les han caído los anillos (por no decir otra cosa) por tener que “sufrir” un viaje en autocar: ¡Bienvenidos a la realidad diaria de muchos deportistas, no temáis, no se muere de esto! Y al resto, muchas fuerzas y ánimos, a seguir encalleciendo los cuerpos a base de horas y kilómetros en ese tan cotidiano, para nosotros, medio de transporte.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Talento

Días atrás, recién salido del entrenamiento, tuve la ocasión de departir unos minutos con un gran conocedor del mundo profesional del baloncesto acerca de nuestra pasión común. Coincidíamos en que actualmente cada vez más se les está dando a los jóvenes la oportunidad de competir en categorías profesionales en base casi exclusivamente a su físico. Esta reflexión nos llevó a preguntarnos: ¿y qué pasa con el talento? Coincidiendo con esta circunstancia, observamos que también cada vez escasean más los novatos capaces de generarse sus propias ventajas a través de su 1x1. Se pueden contar con los dedos de una mano los que atesoran una buena lectura del juego y de los espacios. Es misión casi imposible encontrar jugadores técnicamente completos que, a la hora de dar el salto (aunque sólo sea para entrenar con seniors) estén a la altura de no menoscabar un entrenamiento. Un entrenador, cuando reclama a un chico para entrenar con el primer equipo, lo que busca es que aporte unos mínimos. Y esos mínimos consisten en cosas tan elementales como que no mire el balón cuando bote, que los pases lleguen donde y cuando él se lo proponga y con la fuerza precisa, que defensivamente sea capaz de aguantar un 1x1 sin que le rebasen con facilidad, que tenga clara la existencia de eso llamado “ayuda” y “segunda ayuda”…etc. Una vez superadas estas bases, ya vendrá eso que llamamos la táctica.

Es tarea de los entrenadores y de los clubes en sus categorías de formación el preparar a esos chavales para que cuando tengan que dar un paso adelante posean esos mínimos. De ello depende que puedan continuar su formación adquiriendo nuevas competencias. Es fundamental que cuando estos jóvenes entrenen con jugadores de más nivel, vayan con la seguridad que les da el estar bien preparados técnica y físicamente para luego poder desarrollar todo su potencial y su talento.

Hoy en día el baloncesto es un juego de continuos bloqueos directos e indirectos porque es el único recurso, según entienden algunos, capaz de generar ventajas. En contraposición a esto, considero que hemos llegado a este punto porque van a menos los jugadores capaces de generarse, y de generar para los demás, ventajas a través de su 1x1. Nos dirigimos hacia un baloncesto más esquematizado y encorsetado donde la inspiración, la creatividad, el desparpajo y el talento tienen menos cabida.

Seguramente es una tarea menos mediática y agradecida exteriormente, pero si realmente queremos formar jugadores cualificados y capacitados para dar ese salto debemos completar su formación técnica, al margen del trabajo físico. Y luego, que el talento individual haga el resto.

martes, 21 de septiembre de 2010

¿Fin de ciclo?

Mucho se está hablando de la actuación de nuestra selección en el mundial y de sus posibles consecuencias. Lo que más poderosamente me ha llamado la atención ha sido un titular: “Fin de ciclo”. Yo no voy a hacer una defensa acérrima de la actuación de nuestro combinado, pero lo que sí creo es que las cosas hay que verlas y valorarlas con perspectiva.

Nadie pone en duda que nuestro potencial mermó desde el día en que Pau Gasol consideró que no podía acudir a la cita. A nadie se le escapa que, a día de hoy, Pau es el pívot dominador no sólo en Europa, sino en la propia NBA y que su baja implica que muchos de los roles del equipo tengan que cambiar. Además nos encontramos con el varapalo de que el base encargado de dirigir a esta selección se nos lesiona durante la preparación para todo el Campeonato. Llamada urgente a otro jugador y vuelta a reasignar roles.

Y nos presentamos en Turquía. La exigencia máxima y las ilusiones por todo lo alto tras la más que aceptable gira previa y los Campeonatos precedentes. Y a partir de aquí, es donde los técnicos y dirigentes deberán valorar qué cosas se hicieron mal y también qué se hizo bien, que también algo se haría correctamente. Está claro que se cometieron errores, que se esperaba más…todos ansiábamos una final USA-España con un final feliz, creíamos que iba a ser un duro pero accesible campeonato y de buenas a primeras… ¡¡¡zaass!!! Nos pintan la cara. El golpe y la desilusión han sido fortísimos pero, ¿realmente debemos pensar que es un fin de ciclo?. Yo no doy crédito. Esto es deporte, no es una CIENCIA. No siempre se consigue lo que uno quiere, ni lo que espera. A veces hay reveses, pero lo que marca a un equipo ganador es la forma de enfrentarse y levantarse ante esos reveses. Se sucederán los cambios de jugadores, de seleccionadores y del resto, es ley de vida. Pero tanto los jugadores como los técnicos que hay ahora y aquellos que escribirán el futuro se merecerán respeto.

Estoy convencido de que fuera de nuestras fronteras se respeta más a nuestra selección que dentro de ellas. Son muchas las voces que argumentan que nos acostumbramos fácilmente a la victoria (al caviar) y que perdemos la perspectiva de lo difícil que es conseguirla. Por primera vez en nuestra Historia acudimos a cualquier Campeonato con la vitola de favoritos y eso se ha conseguido a base de éxitos y trabajo. Un éxito que, no nos olvidemos, ha sido conseguido por un grupo de jugadores, técnicos y gente que trabaja alrededor de ellos (que son muchos) que tienen el derecho a tropezar alguna vez. El pasado reciente ha sido esplendoroso, el presente está asegurado y el futuro es ilusionante…realmente, ¿creemos que estamos ante un fin de ciclo?. Ahora depende de ellos el sacudirse el polvo y mostrarnos cómo resurgen. Así lo hacen los grandes y ellos lo son. ¿Alguien lo duda?