Mucho se está hablando de la actuación de nuestra selección en el mundial y de sus posibles consecuencias. Lo que más poderosamente me ha llamado la atención ha sido un titular: “Fin de ciclo”. Yo no voy a hacer una defensa acérrima de la actuación de nuestro combinado, pero lo que sí creo es que las cosas hay que verlas y valorarlas con perspectiva.
Nadie pone en duda que nuestro potencial mermó desde el día en que Pau Gasol consideró que no podía acudir a la cita. A nadie se le escapa que, a día de hoy, Pau es el pívot dominador no sólo en Europa, sino en la propia NBA y que su baja implica que muchos de los roles del equipo tengan que cambiar. Además nos encontramos con el varapalo de que el base encargado de dirigir a esta selección se nos lesiona durante la preparación para todo el Campeonato. Llamada urgente a otro jugador y vuelta a reasignar roles.
Y nos presentamos en Turquía. La exigencia máxima y las ilusiones por todo lo alto tras la más que aceptable gira previa y los Campeonatos precedentes. Y a partir de aquí, es donde los técnicos y dirigentes deberán valorar qué cosas se hicieron mal y también qué se hizo bien, que también algo se haría correctamente. Está claro que se cometieron errores, que se esperaba más…todos ansiábamos una final USA-España con un final feliz, creíamos que iba a ser un duro pero accesible campeonato y de buenas a primeras… ¡¡¡zaass!!! Nos pintan la cara. El golpe y la desilusión han sido fortísimos pero, ¿realmente debemos pensar que es un fin de ciclo?. Yo no doy crédito. Esto es deporte, no es una CIENCIA. No siempre se consigue lo que uno quiere, ni lo que espera. A veces hay reveses, pero lo que marca a un equipo ganador es la forma de enfrentarse y levantarse ante esos reveses. Se sucederán los cambios de jugadores, de seleccionadores y del resto, es ley de vida. Pero tanto los jugadores como los técnicos que hay ahora y aquellos que escribirán el futuro se merecerán respeto.
Estoy convencido de que fuera de nuestras fronteras se respeta más a nuestra selección que dentro de ellas. Son muchas las voces que argumentan que nos acostumbramos fácilmente a la victoria (al caviar) y que perdemos la perspectiva de lo difícil que es conseguirla. Por primera vez en nuestra Historia acudimos a cualquier Campeonato con la vitola de favoritos y eso se ha conseguido a base de éxitos y trabajo. Un éxito que, no nos olvidemos, ha sido conseguido por un grupo de jugadores, técnicos y gente que trabaja alrededor de ellos (que son muchos) que tienen el derecho a tropezar alguna vez. El pasado reciente ha sido esplendoroso, el presente está asegurado y el futuro es ilusionante…realmente, ¿creemos que estamos ante un fin de ciclo?. Ahora depende de ellos el sacudirse el polvo y mostrarnos cómo resurgen. Así lo hacen los grandes y ellos lo son. ¿Alguien lo duda?
martes, 21 de septiembre de 2010
viernes, 3 de septiembre de 2010
Pectus Excavatum
En el código genético del deportista español debe existir un ADN que le hace tropezar repetidamente con la misma piedra. Por lo general, después de conseguir algún triunfo importante solemos acudir a las siguientes citas con un aire de suficiencia y confianza que, en la mayoría de las ocasiones, nos perjudica y nos da algún que otro susto. Pecamos de sacar pecho prematuramente, con el riesgo que ello conlleva. Los que hemos estado en primera línea de batalla sabemos que, probablemente, esta presuntuosidad puede ser una de nuestras mayores enemigas. Lo peor de todo es que lo sabemos, que somos conscientes de ello e incluso llegamos a reconocerlo, pero volvemos a tropezar. ¿Y qué suele ocurrir? Pues lo que un gran amigo mío y yo solemos denominar “pectus excavatum”, un término médico que traducido a nuestra jerga significa algo así como “que te meten el pecho para dentro”. "Pectus excavatum" es una deformidad de la caja torácica en la que el pecho queda hundido y no es que con ello quiera hacer ninguna gracia al respecto ni herir sensibilidades, pero sí es cierto que haciendo un símil, es como solemos terminar o empezar muchos de nuestros campeonatos cuando no tenemos la mentalidad que se requiere. En ocasiones aún tienes tiempo de rectificar y enderezar el rumbo, pero en otras tantas suele ocurrir que queda poco o ningún margen de rectificación.
Está claro que esto es DEPORTE y que se tienen días malos (o muy malos) en los que no suelen salir las cosas como a uno le gustaría, pero considero que la mentalidad con la que se afrontan los desafíos son la clave para llevarte pocas sorpresas desagradables y sí conseguir éxitos.
Esperemos que ese maldito gen que nos condiciona a muchos de los deportistas españoles lo vayamos eliminando a base de humildad, carácter y sacrificio. Que no nos vuelva a jugar malas pasadas en un futuro o, al menos, las mínimas posibles.
Está claro que esto es DEPORTE y que se tienen días malos (o muy malos) en los que no suelen salir las cosas como a uno le gustaría, pero considero que la mentalidad con la que se afrontan los desafíos son la clave para llevarte pocas sorpresas desagradables y sí conseguir éxitos.
Esperemos que ese maldito gen que nos condiciona a muchos de los deportistas españoles lo vayamos eliminando a base de humildad, carácter y sacrificio. Que no nos vuelva a jugar malas pasadas en un futuro o, al menos, las mínimas posibles.
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