jueves, 23 de diciembre de 2010

El fantasma del futuro

Redes sociales como twitter y facebook nos están permitiendo intercambiar informaciones y opiniones heterogéneas del mundo del baloncesto. Es muy enriquecedor el poder compartir dudas, análisis y reflexiones con una legión de amigos y desconocidos. En las últimas semanas estas redes han sido escenario de un debate-corriente de opinión sobre en qué punto se encuentran actualmente nuestras categorías inferiores y los problemas que en ellas nos estamos encontrando.

Un reciente estudio publicado por un internauta refleja una estadística cuanto menos alarmante. Habla del impacto en la liga ACB del jugador nacional. Profundizando en los datos que proporciona al respecto, nos damos cuenta del paupérrimo estatus que ostenta el profesional patrio dentro de su equipo en nuestra liga referente (exceptuando casos bastante obvios). Las ligas Adecco van al rebufo de esta tendencia, si bien la diferencia reside en que la crisis económica ha reducido drásticamente el presupuesto de sus clubes para la confección de las plantillas y se está optando por un producto nacional, más asequible en líneas generales.

Una vez reflejada la realidad del jugador español en las ligas profesionales de nuestro país, propongo pararnos, hacer una reflexión e indagar en el origen de esta situación que, según mi modesta opinión, proviene de la base.

Nuestra cantera presenta dos problemas críticos: por un lado el nivel medio-bajo en cuanto a la cantidad y calidad de nuestros chicos en edades de formación y por otro, el salto excesivamente prematuro que deben realizar, con sólo 18 años, a las ligas profesionales.

Vayamos por partes. Respecto al primer punto, soy consciente de que, actualmente, la descomunal oferta de alternativas de ocio hacia los jóvenes complica tanto su captación como la adquisición por su parte de un compromiso de regularidad en la asistencia a entrenamientos y su permanencia la temporada íntegra. Paradójicamente en estos días gozamos de recursos económicos, instalaciones, medios, personal cualificado, repercusión mediática y mejores materias primas que nunca en lo que respecta a los jugadores (mejores físicamente en cuanto a altura y presencia). Esta coyuntura debería posibilitar a nuestro país ser un prolífico vivero de jugadores jóvenes con proyección. Al no cumplirse esta ecuación, las incógnitas podrían ser las siguientes: ¿somos congruentes con su edad y necesidades concretas en cuanto al trabajo que con ellos desarrollamos? ¿Estamos incidiendo sobre los aspectos fundamentales del juego que necesitan los jóvenes para progresar de forma adecuada según las categorías? ¿Somos conscientes los entrenadores-formadores de que el único y esencial objetivo en cantera debe ser trabajar por y para la formación y capacitación de nuestros jóvenes sin abandonar este objetivo en pos de intereses particulares de los clubes de promocionarse por sus victorias?. ¿Son estos clubes conscientes de que su filosofía de cantera debe basarse en el éxito posterior de jugadores formados en ellos y no por su palmarés?...Son cuestiones un tanto incómodas y comprometidas pero que nos debemos formular si queremos afrontar desde la raíz el problema que se atisba en un horizonte no muy lejano y que se nos viene encima. Recientes entrevistas en profundidad realizadas a jóvenes y exitosos jugadores españoles tienen como denominador común el valor que éstos confieren a poseer una buena técnica individual a la hora de dar el salto a profesional.

Al subir al primer equipo a un chaval, lo que cualquier entrenador profesional pretende básicamente es que “no la cague”. ¿Cuál es esta expectativa?. Fundamentalmente significa que sea capaz de aportar unos mínimos. Que no sea una máquina de perder balones. Que técnicamente sea completo sin lagunas en aspectos primordiales como el bote o el pase. Que cuando se levante sea capaz de tocar el aro. Que defensivamente pueda parar al menos tres botes. Que sepa realizar correctamente una ayuda o segunda ayuda...Oiga, que si luego las mete, pues mejor que mejor, pero lo que realmente importa es que no se cargue un entrenamiento o un partido por sus carencias. Vistas estas aspiraciones, reflexionemos si merece la pena hacer algo para modificar el rumbo. Debemos mentalizarnos en cubrir las necesidades de los chavales en categorías de formación a lo largo de su ciclo educativo para que cuando llegue su hora de profesionalizarse estén perfectamente capacitados y cualificados.

Dicho esto, el segundo aspecto a analizar es la ardua frontera que deben atravesar los juniors que quieren dar el salto categorías profesionales. Viendo cómo jugadores de la talla de Ricky Rubio, capaz a su corta edad de competir sin problemas en la élite mundial, a menudo caemos en el error de generalizar creyendo que la mayoría de nuestros jóvenes están preparados para dar ese salto. No lo están. Sólo un exiguo porcentaje de ellos. Legalmente un joven de dieciocho años es mayor de edad pero no ha terminado de formarse física, técnica, táctica ni académicamente (un elemento vital para su futuro). Sin haber completado su formación, aún pretendemos que asciendan a categorías profesionales compitiendo en unas ligas en las que prima el resultado inmediato y en las que al entrenador se le exigen victorias. ¿Están los clubes en disposición de tener paciencia con estos chicos y pensar en su proyección futura?. La experiencia me ha enseñado que un muchacho de 20 años ya está preparado para debutar como profesional y competir en igualdad de oportunidades, dando por finalizado su ciclo formativo. El jugador ya es maduro y entiende que el baloncesto le brinda una profesión a corto plazo y que su formación académica debe ser consistente para que exista un después. La propia FIBA sostiene en su estructura una categoría SUB20, caldo de cultivo de futuras estrellas del mañana. Me aventuro a afirmar que esta categoría tiene su razón de ser en que la Federación Internacional considera sin rodeos que estos jóvenes se encuentran aún finalizando su formación. En pocos meses Bilbao será sede del Campeonato de Europa SUB20. Éste es el momento de plantearnos sinceramente la conveniencia de establecer una categoría intermedia entre junior y senior. Desde mi punto de vista es imprescindible, aún a sabiendas de que los cambios son costosos en todos los aspectos. Hay quien ha querido creer que las ligas Adecco, especialmente la Plata, y la liga EBA existen con este fin formativo. Pregúntenles a los entrenadores de Plata si sus respectivos clubes le dan la paciencia y confianza necesaria como para dar minutos a chicos jóvenes aunque a consecuencia de esta deferencia puedan llegar a perderse partidos.

La Federación ha publicado a través de sus medios de comunicación, preferentemente digitales, artículos y editoriales manifestando su preocupación e incertidumbre ante el futuro que depara a nuestro deporte, preocupación que comprendo y comparto. Es imposible que todos estemos de acuerdo con esta visión y, además, el debate sería muy poco enriquecedor si así fuera. Seguramente hay quien comulga con cómo están transcurriendo las cosas porque le va bien así, otros podrían aportar enfoques distintos y no faltan aquellos a los que ni les va ni viene el dilema, pero lo que es innegable es que el problema existe. En un ámbito deportivo con tantos intereses implicados la postura conformista de quedarse de brazos cruzados y verlas venir no es acorde con nuestra filosofía del baloncesto. Si hemos conseguido ser una potencia mundial en cuanto a selecciones, recursos, ligas y medios ha sido gracias al espíritu de lucha y sacrificio y a la visión de futuro que nos caracteriza. No se trata de señalar culpables ni de ser alarmistas pero lo que si debemos es tomar en consideración el punto donde nos encontramos. Federaciones, clubes, entrenadores, periodistas, jugadores y resto de afectados debemos reflexionar sobre el bajo impacto que el jugador nacional tiene en nuestras ligas y sus causas. Por mi parte ya he cumplido.

“Toda dificultad eludida se convertirá más tarde en un fantasma que perturbará nuestro reposo”.
»Frédéric Chopin (1810-1849) Pianista y compositor polaco

jueves, 9 de diciembre de 2010

El blues del autobús

La reciente actualidad del caos desencadenado por los controladores aéreos ha obligado en algunos casos a equipos deportivos de alcurnia a desplazarse en autobús para disputar su partido de la jornada. No he podido menos que hacer un ejercicio de empatía para ponerme en el pellejo esas pobres criaturas que se han visto atrapados dos o tres horitas en ese transporte, ¡¡válgame Dios!!, ¿cómo pueden hacerles eso?, menuda injusticia.

Me quedé patidifuso al leer dicha noticia. Somos miles o decenas de miles los que nos hemos chupado más kilómetros que el famoso baúl de la Piquer para ir a jugar partidos en la otra punta de la geografía española en dicho medio. Mis viajes desde Huelva, Los Barrios, Murcia, Alcázar o Córdoba hasta Andorra, Girona, Santiago, Santander, San Sebastián, Barcelona, Tarragona, Pineda del Mar, Alicante, León, Gijón, Oviedo, etc. dan para inacabables tertulias sobre anécdotas y situaciones curiosas (algunas se pueden contar, otras mejor no) acaecidas en dichos viajes. Un buen puñado de compañeros ha acabado con la espalda hecha una alcayata tras las interminables odiseas en autobús.

Y aún tienen el valor de quejarse con el pedazo de autocar en el que se desplazan. Ojalá alguno de ellos reflexionara sobre lo que es medir más de dos metros y tragarse trayectos de 14 horas en un asiento en el que tiene que realizar un verdadero tetris para encajarse sin que sus rodillas saquen el cartel de “hasta aquí hemos llegado”.

Sinceramente, hasta que un equipo no se pega dos o tres viajecitos de estos, no se puede considerar equipo como tal. En esas expediciones uno se funde en todo tipo de olores, sabores, vivencias, estados de ánimo, alegrías y miserias que van compactando al equipo y crean un lazo de unión que durará toda la temporada.
Quince horas de ida y quince de vuelta sin una triste película que ver porque al delegado se le ha olvidado traerlas o el famoso “el DVD está roto”, son experiencias que todo equipo que se precie tiene que vivir, como aquello de llegar tarde a algún partido y tener que cambiarse, vendarse y escuchar la charla técnica en el autobús. ¿Qué me decís de que se averíe en pleno temporal de nieve y tener que esperar a que vengan a repararlo, o la estampa de cambiarnos el autobús sin calefacción? ¡Ohhhhh, qué recuerdos!

Desde aquí aprovecho la ocasión para agradecer a los conductores (que en mi carrera han sido muchos), que han sido profesionales eficaces y eficientes, aunque a alguno no le hubiera venido mal un GPS para evitarnos las visitas turísticas no programadas. También mis respetos a esos delegados que permanecían en vigilia a su lado, pendientes de que no se le cerraran los ojos en largas y monótonas carreteras.
A esos grandes privilegiados a los que se les han caído los anillos (por no decir otra cosa) por tener que “sufrir” un viaje en autocar: ¡Bienvenidos a la realidad diaria de muchos deportistas, no temáis, no se muere de esto! Y al resto, muchas fuerzas y ánimos, a seguir encalleciendo los cuerpos a base de horas y kilómetros en ese tan cotidiano, para nosotros, medio de transporte.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Talento

Días atrás, recién salido del entrenamiento, tuve la ocasión de departir unos minutos con un gran conocedor del mundo profesional del baloncesto acerca de nuestra pasión común. Coincidíamos en que actualmente cada vez más se les está dando a los jóvenes la oportunidad de competir en categorías profesionales en base casi exclusivamente a su físico. Esta reflexión nos llevó a preguntarnos: ¿y qué pasa con el talento? Coincidiendo con esta circunstancia, observamos que también cada vez escasean más los novatos capaces de generarse sus propias ventajas a través de su 1x1. Se pueden contar con los dedos de una mano los que atesoran una buena lectura del juego y de los espacios. Es misión casi imposible encontrar jugadores técnicamente completos que, a la hora de dar el salto (aunque sólo sea para entrenar con seniors) estén a la altura de no menoscabar un entrenamiento. Un entrenador, cuando reclama a un chico para entrenar con el primer equipo, lo que busca es que aporte unos mínimos. Y esos mínimos consisten en cosas tan elementales como que no mire el balón cuando bote, que los pases lleguen donde y cuando él se lo proponga y con la fuerza precisa, que defensivamente sea capaz de aguantar un 1x1 sin que le rebasen con facilidad, que tenga clara la existencia de eso llamado “ayuda” y “segunda ayuda”…etc. Una vez superadas estas bases, ya vendrá eso que llamamos la táctica.

Es tarea de los entrenadores y de los clubes en sus categorías de formación el preparar a esos chavales para que cuando tengan que dar un paso adelante posean esos mínimos. De ello depende que puedan continuar su formación adquiriendo nuevas competencias. Es fundamental que cuando estos jóvenes entrenen con jugadores de más nivel, vayan con la seguridad que les da el estar bien preparados técnica y físicamente para luego poder desarrollar todo su potencial y su talento.

Hoy en día el baloncesto es un juego de continuos bloqueos directos e indirectos porque es el único recurso, según entienden algunos, capaz de generar ventajas. En contraposición a esto, considero que hemos llegado a este punto porque van a menos los jugadores capaces de generarse, y de generar para los demás, ventajas a través de su 1x1. Nos dirigimos hacia un baloncesto más esquematizado y encorsetado donde la inspiración, la creatividad, el desparpajo y el talento tienen menos cabida.

Seguramente es una tarea menos mediática y agradecida exteriormente, pero si realmente queremos formar jugadores cualificados y capacitados para dar ese salto debemos completar su formación técnica, al margen del trabajo físico. Y luego, que el talento individual haga el resto.

martes, 21 de septiembre de 2010

¿Fin de ciclo?

Mucho se está hablando de la actuación de nuestra selección en el mundial y de sus posibles consecuencias. Lo que más poderosamente me ha llamado la atención ha sido un titular: “Fin de ciclo”. Yo no voy a hacer una defensa acérrima de la actuación de nuestro combinado, pero lo que sí creo es que las cosas hay que verlas y valorarlas con perspectiva.

Nadie pone en duda que nuestro potencial mermó desde el día en que Pau Gasol consideró que no podía acudir a la cita. A nadie se le escapa que, a día de hoy, Pau es el pívot dominador no sólo en Europa, sino en la propia NBA y que su baja implica que muchos de los roles del equipo tengan que cambiar. Además nos encontramos con el varapalo de que el base encargado de dirigir a esta selección se nos lesiona durante la preparación para todo el Campeonato. Llamada urgente a otro jugador y vuelta a reasignar roles.

Y nos presentamos en Turquía. La exigencia máxima y las ilusiones por todo lo alto tras la más que aceptable gira previa y los Campeonatos precedentes. Y a partir de aquí, es donde los técnicos y dirigentes deberán valorar qué cosas se hicieron mal y también qué se hizo bien, que también algo se haría correctamente. Está claro que se cometieron errores, que se esperaba más…todos ansiábamos una final USA-España con un final feliz, creíamos que iba a ser un duro pero accesible campeonato y de buenas a primeras… ¡¡¡zaass!!! Nos pintan la cara. El golpe y la desilusión han sido fortísimos pero, ¿realmente debemos pensar que es un fin de ciclo?. Yo no doy crédito. Esto es deporte, no es una CIENCIA. No siempre se consigue lo que uno quiere, ni lo que espera. A veces hay reveses, pero lo que marca a un equipo ganador es la forma de enfrentarse y levantarse ante esos reveses. Se sucederán los cambios de jugadores, de seleccionadores y del resto, es ley de vida. Pero tanto los jugadores como los técnicos que hay ahora y aquellos que escribirán el futuro se merecerán respeto.

Estoy convencido de que fuera de nuestras fronteras se respeta más a nuestra selección que dentro de ellas. Son muchas las voces que argumentan que nos acostumbramos fácilmente a la victoria (al caviar) y que perdemos la perspectiva de lo difícil que es conseguirla. Por primera vez en nuestra Historia acudimos a cualquier Campeonato con la vitola de favoritos y eso se ha conseguido a base de éxitos y trabajo. Un éxito que, no nos olvidemos, ha sido conseguido por un grupo de jugadores, técnicos y gente que trabaja alrededor de ellos (que son muchos) que tienen el derecho a tropezar alguna vez. El pasado reciente ha sido esplendoroso, el presente está asegurado y el futuro es ilusionante…realmente, ¿creemos que estamos ante un fin de ciclo?. Ahora depende de ellos el sacudirse el polvo y mostrarnos cómo resurgen. Así lo hacen los grandes y ellos lo son. ¿Alguien lo duda?

viernes, 3 de septiembre de 2010

Pectus Excavatum

En el código genético del deportista español debe existir un ADN que le hace tropezar repetidamente con la misma piedra. Por lo general, después de conseguir algún triunfo importante solemos acudir a las siguientes citas con un aire de suficiencia y confianza que, en la mayoría de las ocasiones, nos perjudica y nos da algún que otro susto. Pecamos de sacar pecho prematuramente, con el riesgo que ello conlleva. Los que hemos estado en primera línea de batalla sabemos que, probablemente, esta presuntuosidad puede ser una de nuestras mayores enemigas. Lo peor de todo es que lo sabemos, que somos conscientes de ello e incluso llegamos a reconocerlo, pero volvemos a tropezar. ¿Y qué suele ocurrir? Pues lo que un gran amigo mío y yo solemos denominar “pectus excavatum”, un término médico que traducido a nuestra jerga significa algo así como “que te meten el pecho para dentro”. "Pectus excavatum" es una deformidad de la caja torácica en la que el pecho queda hundido y no es que con ello quiera hacer ninguna gracia al respecto ni herir sensibilidades, pero sí es cierto que haciendo un símil, es como solemos terminar o empezar muchos de nuestros campeonatos cuando no tenemos la mentalidad que se requiere. En ocasiones aún tienes tiempo de rectificar y enderezar el rumbo, pero en otras tantas suele ocurrir que queda poco o ningún margen de rectificación.

Está claro que esto es DEPORTE y que se tienen días malos (o muy malos) en los que no suelen salir las cosas como a uno le gustaría, pero considero que la mentalidad con la que se afrontan los desafíos son la clave para llevarte pocas sorpresas desagradables y sí conseguir éxitos.

Esperemos que ese maldito gen que nos condiciona a muchos de los deportistas españoles lo vayamos eliminando a base de humildad, carácter y sacrificio. Que no nos vuelva a jugar malas pasadas en un futuro o, al menos, las mínimas posibles.

miércoles, 28 de julio de 2010

'Menos samba e mais trabalhar'

Hace unos meses acudí a una interesantísima charla ofrecida por Zan Tabak en la que explicaba los métodos de trabajo de la antigua Yugoslavia. Muchos argumentos de su ponencia, que comparto a rajatabla, me llamaron poderosamente la atención. Concretamente, un detalle se me quedó grabado a fuego: Zan comentaba que ellos, los jugadores profesionales de la época, contrataban de su bolsillo a un personal trainer para los meses de verano.

Él hacía referencia a que esos meses eran cruciales para el jugador ya que se aprovechaba al máximo el tiempo de este entrenamiento, dedicado al 100% a la mejora de la técnica individual. Mi reflexión es la siguiente: ¿por qué no hemos importado este hábito a España?, ¿no debería ser lo normal trabajar este aspecto en los largos meses entre temporadas? Salvo en casos muy excepcionales, pocos son los jugadores que los dedican a un objetivo tan importante como es la mejora personal, más allá de hacer unas pesas para mantener el tono físico. La mayoría de las ligas concluyen las primeras semanas del mes de mayo y las pretemporadas comienzan sobre primeros de septiembre. Eso arroja un período vacacional de casi cuatro meses. ¿No debería ser una ambición legítima de los jugadores mejorar su rendimiento técnico durante este período? Mi opinión es que debería ser una autoexigencia de los profesionales pero muy especialmente de los jóvenes.

Recientemente he tenido la suerte de ejercer de personal trainer de una joven promesa que está demostrando que quiere dar un salto de calidad importante. Se trata de Pere Tomás, del DKV Joventut. Trabajando individualmente con él me he dado cuenta de cómo un jugador al que se le presta una atención profesional específica puede corregir sus malos vicios y, sobre todo, mejorar aspectos importantes del juego.
Por lo tanto, Zan, estoy totalmente de acuerdo con la que era vuestra filosofía de trabajo. Los veranos pueden y deben servir para desconectar, pero también pueden y deben ocuparse parcialmente en trabajar para mejorarse las aptitudes. Muchos entrenadores lo hacemos, pero aún son pocos son los jugadores que lo intentan. Reciclarse o morir, que dicen otros. ¿No?

domingo, 13 de junio de 2010

Cómo remontar un 0-2 gracias a un trasero

A colación del emocionante playoff final de la ACB, me viene a la cabeza un ejercicio de ‘abuelo cebolleta’ sobre la primera vez en que un equipo de ACB o LEB levantó un 0-2 en contra con el factor cancha a favor. Os pongo en situación.

Temporada 98-99. Por un lado, el Club Baloncesto Los Barrios de Larry Davis, Carlos Rodríguez, Antón Soler, Juan Rosa etc. y un servidor; por el otro, el Abeconsa Ferrol de Ricardo Aldrey, un ‘jovencísimo’ Manolito Aller, Lucho Fernández, Guillermo Rejón, Eric Cuthrell, Herbert Baker y compañía.

Comienza la eliminatoria y nuestro factor cancha se evapora en menos que canta un gallo, 0-1. Tras la decepción inicial, afrontamos el segundo combate y volvemos a caer. Todo pinta mal, parece IMPOSIBLE siquiera hablar de remontada. Pero a la salida de los vestuarios se produce un hecho que cambia nuestro sentimiento de frustración por el de rabia y orgullo; el americano de Ferrol, Herbert Baker, sale del pabellón gritando en spaninglish aquello de “¡no volveremos aquí!” e “¡It´s over!”. Y no acabó ahí su actuación estelar, además le dedicó a la gente congregada ahí una bajada de pantalones a la subida del autobús, lo que viene a llamarse ‘un calvo’ en el argot popular. Su descaro a punto estuvo de provocar incidentes mayores.

Cuando salimos del vestuario y nos pusieron al corriente de lo acontecido comprobamos la decepción sufrida en los rostros de los aficionados, que nos exigían llegar a un quinto partido en casa para que el sujeto volviera a dar la cara. En ese momento la afición convirtió nuestra aflicción en deseos de revancha para restituir el orgullo de nuestro equipo y de nuestros seguidores. Lo tuvimos claro.

En un arranque de estupidez sin paliativos, me aposté con mi delegado de equipo y gran amigo, Miguel Moreno, una mariscada en Ferrol si conseguíamos vencer los dos partidos allí. Éste aceptó con mucho gusto, frotándose las manos, sabiéndose ganador de un suculento premio.

Pronto nos presentamos en Ferrol. Pisando el legendario pabellón de La Malata se me venían a la cabeza aquellos carruseles radiofónicos míticos de baloncesto al grito de “¡¡¡¡¡¡¡¡¡Trrrrrrrrrriiplee en La Malataaaaaaaaa!!!!!!!!!!”.

Y lo conseguimos. Ganamos los dos partidos y cumplimos con la misión que nuestra gente nos había encomendado. Infinidad de llamadas y mensajes de aliento primero y gratitud después, nos acompañaron durante todo el viaje. La cara de mi delegado y amigo era un poema, pero las apuestas hay que cobrárselas. Cuando hablamos con nuestro presidente, Juan España, para informarle de que no íbamos a cenar en el hotel, nos imploró que postergáramos nuestro compromiso gastronómico ya que en dos días jugábamos el quinto partido y no quería que corriéramos el riesgo de que alguna nécora o percebe nos sentara mal. Aceptamos porque él se comprometió, a cambio, a pagar una cena de postín para todos los jugadores y cuerpo técnico después del quinto choque. Cambiaríamos los suculentos manjares gallegos por una cena más típica del sur compuesta por viandas de Sanlúcar de Barrameda, Jamón de la sierra de Huelva, carnes de mi gran amigo Jesús (¡¡¡¡restaurante Al-Andalus, qué grande!!) y resto de divinidades.

Así que nos dispusimos a volver apresuradamente a Los Barrios ya que el cuarto partido finalizó en Ferrol el viernes a las 11 de la noche y el quinto y definitivo partido se disputaba el domingo a las 12 de la mañana. Los descompuestos jugadores de Ferrol tuvieron que ir directamente a sus casas a hacer las maletas y montarse esa misma noche en el autobús. Toda la noche viajando para llegar a mediodía a Los Barrios.

Nosotros, relativamente, tuvimos más suerte porque viajamos en avión. No obstante, desde primera hora del sábado padecimos un sinfín de horas de espera en aeropuertos, enlaces y autobús. Llegamos a Los Barrios las 9 de la noche absolutamente reventados; con el tiempo justo para ir a casa, deshacer la maleta, cenar algo, dormir un rato, despertarse y ¡¡VOLVER A JUGAR!!

Y en el quinto partido se consumó la remontada histórica. Y… ¿ qué pasó con el jugador Herbert Baker? Pues acabó haciéndose fotos con la peña más conocida en la LEB, ‘El Infierno Barreño’. Con los pantalones subidos.

viernes, 14 de mayo de 2010

Cuando lo difícil parece fácil

Estamos inmersos en la resaca por el título que ha obtenido el F.C. Barcelona en la Final Four celebrada en París y un servidor no quiere desaprovechar la ocasión de manifestar, primero, la enhorabuena al conjunto blaugrana; y segundo, mi admiración por el Entrenador Jefe de ese conjunto, Don Xavier Pascual.

Ganar un título de tal envergadura supone que la gente haga cola para darte palmaditas en la espalda y adularte insistiendo en lo bueno que eres. Yo no quiero ser menos. En este post quisiera destacar la figura de Xavi Pascual no sólo por conseguir un título de tanto prestigio, sino por cómo lo ha ganado. Siendo prudente, lo definiría de Lección Magistral sobre cómo gestionar un grupo y preparar tácticamente una Final Four.

“Gestión de Grupos”, he ahí la cuestión. Conseguir que un equipo compuesto por trece jugadores catalogados de estrellas (y con sus respectivos egos) sean capaces de asumir los roles estipulados para conseguir el objetivo marcado, está al alcance de muy pocos. Lograr que jugadores de prestigio internacional asuman un segundo plano o la escasa o nula participación en un partido y que comprendan que son decisiones técnicas, nos hace percibir la dimensión que tiene este entrenador en el conjunto.

Cada jugador tiene su función y la desempeña con milimétrica precisión, ninguno se salta el guión. Se percibe que el resto del Cuerpo Técnico desempeña un papel activo, siendo piezas básicas del perfecto engranaje de la maquinaria azulgrana.

El éxito de esta temporada se empezó a gestar el pasado verano. Xavi Pascual entendió las necesidades de su equipo y ha sabido cubrirlas a la perfección. El baloncesto de élite se encamina hacia un juego basado en el físico, tremendamente físico. Y ha conseguido reunir un grupo de jugadores que reúnen esa condición además de un alto nivel competitivo y de un talento descomunal.

El ritmo, la intensidad, la paciencia, las decisiones, los recursos tácticos, la lec-tura del juego…todo está controlado y parece discurrir bajo el guión preestablecido que Xavi Pascual ha escrito la noche anterior. Y conseguir esto, algo que parece fácil, obvio y básico en un equipo de élite, más aún viendo el juego del F.C. Barcelona, es lo más complicado del Baloncesto.

Actualmente en el deporte de la canasta un entrenador que se precie debe, además de poseer grandes conocimientos técnicos, tácticos, físicos, psicológicos etc., poseer un don; éste que da el salto de calidad y que puede diferenciar un equipo bueno de un equipo ganador. Ese don tiene un nombre: Gestión de Grupos.

Mi más sincera felicitación al F.C. Barcelona y reconocimiento público a la ex-traordinaria labor de Don Xavier Pascual.

jueves, 8 de abril de 2010

Semanas de pasión en las ligas Adecco

Dejamos atrás una Semana Santa de pasión en Sevilla, donde una ciudad se vuelca para con sus cofradías y se viven momentos emotivos, de tensión y de alegría, y momentos de penas y tristezas en las procesiones que no pudieron realizar su estación de penitencia por culpa de la lluvia. Pues bien, en nuestras ligas Adecco comienzan las Semanas de Pasión. Es el momento del pico alto de forma que buscan los entrenadores en sus respectivas programaciones. Ya no hay tiempo para experimentos y tampoco para descuidos. De aquí en adelante un tropiezo se puede pagar muy caro.

En la Adecco Oro nos encontramos con un CAI Zaragoza que ya se siente ACB por méritos propios y al que sólo una monumental desgracia le privaría de volver a codearse con la élite de nuestro baloncesto nacional.

La segunda plaza también tiene nombre y apellido: Melilla Baloncesto. Tras acariciar durante gran parte del año el ascenso directo, tendrá que obtenerlo en la gran guerra de guerrillas que son los play offs. Eso sí, el calor de su público (cada vez más numeroso) le favorecerá en todas las eliminatorias.

La Laguna y Ford Burgos (ojo con Menorca) salvo imprevisto, lucharán por obtener la tercera y cuarta plazas y se confirman como las grandes revelaciones de la liga, además de ir adquiriendo con el paso de las jornadas créditos de sobra para poder soñar con la utopía del ascenso. Poseen canchas muy difíciles para los rivales donde a buen seguro se van a vivir momentos vibrantes en las futuras eliminatorias.

Menorca, León, Cáceres (¡qué gran segunda vuelta realizada!) y Breogán, salvo catástrofe inesperada, parece que estarán en playoff. Nos van a brindar unas series duras, competidas y apasionantes porque por plantilla, nombre y afición tienen capacidad para sorprender a algún incauto.

Van encaminados a disputarse el último billete para playoff La Palma, Girona, Tenerife, Mallorca y Palencia. En estas últimas jornadas se librarán luchas denodadas por obtener esa plaza de privilegio que da caché a un club y que es la consecución de un objetivo perseguido dentro de una dura temporada.

En la zona dramática nos despedimos de un ya sentenciado Vigo que, a pesar de sus intentos y de competir a gran altura (ganando incluso a alguno de los grandes), tendrá que dejar la categoría.

También nos esperan unas semanas de máxima tensión entre los equipos que quieren evitar el play out de descenso y entre los que se encuentran Cornellá y Clínicas Rincón. Tarragona va respirando poco a poco, pero que sabe que no puede relajarse.

Descendiendo a la Adecco Plata el panorama es el de dos equipos que se van a jugar el ascenso directo en unas jornadas finales de infarto. Tíjola y Adepal Alcázar se han mostrado muy sólidos en esta segunda fase, especialmente los castellanomanchegos, y afrontan los últimos escollos desde la confianza, la tensión, la angustia y la esperanza de saberse cerca del ansiado ascenso. Son dos equipos que funcionan de forma diametralmente opuesta. Tíjola destaca básicamente por la fuerza del conjunto. Es un conjunto muy bien engranado que está compitiendo a gran nivel y siendo muy regular durante ambas fases. Alcázar, por su parte, destaca por las grandes individualidades que posee. Los Virgil, Ward, Lyons, Wachsmann, etc, comenzaron la competición algo irregulares pero llegado el momento cumbre están imparables y tienen el ascenso entre ceja y ceja, y ya sólo parece que les aguanta el tirón Tíjola.

Huesca, CajaRioja, Navarra y Andorra se han acomodado ya en la zona play off. Ante estos rivales, el que no ascienda de los dos primeros lo pasará mal para conseguirlo en la segunda oportunidad.

Por otra parte, Plasencia, Huelva y Coruña van a luchar por dos de las tres últimas plazas que dan derecho a jugar el playoff.

La última plaza saldrá, en este innovador formato de competición, del mejor del grupo dos de la Adecco Plata, y por esa posición luchan Santurtzi y Alaior Menorca.

Así que nos esperan verdaderas jornadas de pasión, donde las emociones están garantizadas y los equipos se van a jugar el trabajo de toda una temporada en unos pocos días.

Mucha suerte para todos y preparémosnos para gozar y disfrutar de la esencia del baloncesto, LA PASIÓN.

martes, 2 de marzo de 2010

Despedida y hasta pronto

Cuando allá por los años 1983 y 1984 cruzaba diariamente el Puente de Triana hacia el Club Natación Sevilla, no imaginaba que esos serían los primeros días de una larga y maravillosa carrera que hoy toca a su fin. Por aquel entonces el máximo sueño al que podía aspirar pasaba por llegar en un futuro al equipo senior de mi Club de Primera Nacional. Pero el discurrir de mis años de formación me llevó a pensar que podía aspirar a algo más... gracias al sacrificio, ilusión y humildad, reforzadas por la dedicación de todos mis entrenadores de la época (Fran Peregrina, Rocky Jarana, Pedro Barrios, Sergio Castañeda, Juan Manuel Díaz, etc...)

El ingreso en la cantera del antiguo Caja San Fernando (actualmente Cajasol) cumplió mi anhelo de asomarme al mundo profesional. Con la inestimable y desinteresada ayuda en los veranos de Antonio Ruiz (qué duro era estar a las 9:00 am en la solitaria pista del Mar del Plata), uno pisa por primera vez un vestuario de un equipo ACB. A partir de ese momento mi perspectiva y mi ambición cambia. Quiero ser profesional. Y en ese intrincado paso que supone para un chaval -el salto de junior a senior- me acompaña Arturo Montequi, al que considero mi mentor. Su fe fue lo que me impulsó a dar ese paso firme y seguro.

Desde ese instante comienza una carrera que me ha brindado la posibilidad de residir y viajar por la vasta geografía española donde he coincidido con jugadores, entrenadores y aficionados de todo tipo. Mi tránsito por Sevilla, Córdoba, Los Barrios durante seis años, Inca, Huelva, Melilla, Murcia y Alcázar de San Juan a lo largo de dos años han forjado un sincero sentimiento de gratitud a la vida por haber ejercido de lo que me gusta y apasiona. Eternamente me sentiré en deuda con las aficiones que me han mostrado siempre su cariño. Y en ese plano no tengo más remedio que destacar la afición de Los Barrios y a la de Alcázar de San Juan. Ocho años de mi carrera los he pasado en esas dos localidades, que me handejado una huella imborrable.

Mediante esta carta aprovecho para manifestar mi reconocimiento a tantos compañeros con los que hes compartido vestuario, entrenadores que me han tenido que sufrir y muchos amigos que hice por el camino. Los Asa Petrovic, Alberto Piñeiro, Rocky Jarana, Pirulo Fernández, Paco Olmos (en dos años), Josep María Izquierdo (en temporada y media), Félix Alonso, Quino Salvo (en dos años y medio), Moncho Fernández y Miguel Ángel Martín (año y medio) me inculcaron unos valores y conocimientos que me siento preparado y comprometido para divulgar. El recorrido de estos años me ha posibilitado forjar amistades que perdurarán. Los Darrell Lockhart, Chus Poves, Nacho Yáñez, Xavi Sánchez, Aaron Swinson y tantos otros han sido camaradas y compañeros de travesía y son lo mejor del legado que me queda tras esta aventura. Mención especial para F.J. Martín, un hermano.

En esta despedida, además de agradecer a jugadores, entrenadores y aficiones, no dejo pasar la oportunidad de acordarme de los Árbitros, Periodistas, Agentes, Dirigentes, Médicos, Fisios, Preparadores Físicos, Segundos Entrenadores, Delegados y Chóferes y de todos aquellos con los que he coincidido y que aunque no estén en primera línea de fuego forman parte de este deporte tan grande que es el BALONCESTO. Afirmo ahora con orgullo que mi etapa como profesional ha coincidido con el nacimiento y consolidación de las Ligas Adecco (LEB), cuya progresión estructural y profesional sigue imparable.

Después de 500 partidos oficiales en categorías FEB (360 en LEB Oro) y dos ascensos, la decisión de colgar las botas está tomada desde la certeza y seguridad de que ha llegado la hora de cruzar la orilla y emprender el camino de mi creciente vocación: dirigir, gestionar, decidir, arriesgar, observar, analizar, ENTRENAR. Es momento de nuevos retos y desafíos, que me apasionan con la misma ilusión que cuando atravesaba el Puente de Triana allá por los años 1983 y 1984.

La vida discurre por etapas y la decisión de dejar de jugar ha sido durísima. Sé que será difícil volver a experimentar lo disfrutado y sentido en las canchas... especialmente en mi pista favorita y talismán, la del Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza.

Me siento un privilegiado. Pocos somos los que trabajamos en lo que nos gusta y apasiona. Aún así, como me dijo mi gran amigo Darrell Lockart cuando se retiró: “Rafa, ha llegado la hora de decir adiós”. A su verbo me remito. Llegó la hora de decir adiós.

Una vez más: GRACIAS Y HASTA PRONTO

miércoles, 13 de enero de 2010

La Excelencia de Su Excelencia

Han pasado ya algunos meses desde la consecución del campeonato de Europa y tenía pendiente el rendir un pequeño homenaje al entrenador que planificó, conjuntó y dirigió las piezas de ese rompecabezas, que se llama selección española, para entronizarlo. A toro pasado, como se suele decir por mi tierra, es fácil opinar sobre las decisiones acertadas o cuestionables que tuvo entrenador, o sobre cómo se podía haber mejorado algún resultado...He encontrado un término para describir lo que Sergio Scariolo consiguió con la selección: es simple y llanamente, la Excelencia.

La extrema complejidad que supone el gestionar un grupo tan extraordinario y peculiar de jugadores partiendo de la base de que todos son figuras indiscutibles en sus respectivos equipos y algunos de ellos referentes internacionales, pasa por conseguir que todos acaten la filosofía del entrenador asumiendo roles a los cuales no están acostumbrados.

La Selección tuvo un inicio de competición irregular, algo que desató las alarmas en los medios de comunicación, la mayoría de los cuales no dudaron en tirarse al cuello del jefe, criticando sin compasión a un Scariolo que recibió palos hasta en el carnet de identidad. Los argumentos fueron del tipo de que si Ricky está sobrevalorado y aún no está para la Selección, que si Pau viene de ganar un anillo y no está motivado, que si Navarro tal, que si Garbajosa pascual bla bla bla... Tras la avalancha de comentarios, Scariolo no se arredró y condujo a España a la medalla, aunque más allá del título conseguido lo que perdurará en nuestra memoria colectiva es el CÓMO se obtuvo; esta selección adquirió una excelencia en el juego fuera de lo normal, algo muy difícil de alcanzar. La intensidad tanto de la defensa como del ataque fue magnífica, insuperable, casi sobrenatural.

Defensivamente se conjugaron una agresividad espectacular (buena defensa del 1x1 a toda pista, ayudas, defensa del bloqueo directo, rebote...) con el estudio pormenorizado de los contrincantes, en base al cual Scariolo desarrolló un plan defensivo que impidió a los rivales encontrarse cómodos en la pista, pese a sus recursos individuales, disminuyendo los porcentajes de efectividad en sus tiros de campo y sacándolos de su ritmo habitual de juego. Esto propiciaba numerosas acciones de contraataque y transición de las que España sacó mucho partido.

En ataque estático, la Selección derrochó agresividad tanto en la ejecución de los sistemas, como en el timing y en la lectura de juego. La velocidad a la que los jugadores se movían coartaba los intentos de defensa por parte de los oponentes (bloqueo y continuación, cortes para disponer de tiros liberados, la ocupación de los espacios...). Todo se movía con precisión milimétrica, como un reloj suizo made in Spain.

Cada uno de los partidos constituía una lección magistral de cómo ejecutar unas directrices que el rival no podía contrarrestar. Y qué rivales, nada menos que Francia, Grecia, Serbia, Turquía, Lituania, Rusia y compañía. Resulta una obviedad afirmar que la calidad individual es muy importante, pero...¿cuántos equipos de enorme potencial han fracasado por la inadecuada gestión de su plantilla?

Sergio Scariolo consiguió que a los apasionados e incondicionales del baloncesto nos enamorara el juego de la selección, enganchándonos al plasma y haciéndonos disfrutar y enorgullecernos de la eñe y sacando pecho por fin, después de mucho tiempo.

Insisto. Más destacable que el título en sí mismo fue la manera de conseguirlo. El bagaje técnico-táctico que nos ha legado Scariolo tras ese Europeo es oro. Esperamos seguir admirando y gozando de sus conocimientos, filosofía y buen hacer, a la altura de la que es una de las dos mejores selecciones absolutas del mundo.

Enhorabuena, aunque sea con meses de retraso!!!