Días atrás, recién salido del entrenamiento, tuve la ocasión de departir unos minutos con un gran conocedor del mundo profesional del baloncesto acerca de nuestra pasión común. Coincidíamos en que actualmente cada vez más se les está dando a los jóvenes la oportunidad de competir en categorías profesionales en base casi exclusivamente a su físico. Esta reflexión nos llevó a preguntarnos: ¿y qué pasa con el talento? Coincidiendo con esta circunstancia, observamos que también cada vez escasean más los novatos capaces de generarse sus propias ventajas a través de su 1x1. Se pueden contar con los dedos de una mano los que atesoran una buena lectura del juego y de los espacios. Es misión casi imposible encontrar jugadores técnicamente completos que, a la hora de dar el salto (aunque sólo sea para entrenar con seniors) estén a la altura de no menoscabar un entrenamiento. Un entrenador, cuando reclama a un chico para entrenar con el primer equipo, lo que busca es que aporte unos mínimos. Y esos mínimos consisten en cosas tan elementales como que no mire el balón cuando bote, que los pases lleguen donde y cuando él se lo proponga y con la fuerza precisa, que defensivamente sea capaz de aguantar un 1x1 sin que le rebasen con facilidad, que tenga clara la existencia de eso llamado “ayuda” y “segunda ayuda”…etc. Una vez superadas estas bases, ya vendrá eso que llamamos la táctica.
Es tarea de los entrenadores y de los clubes en sus categorías de formación el preparar a esos chavales para que cuando tengan que dar un paso adelante posean esos mínimos. De ello depende que puedan continuar su formación adquiriendo nuevas competencias. Es fundamental que cuando estos jóvenes entrenen con jugadores de más nivel, vayan con la seguridad que les da el estar bien preparados técnica y físicamente para luego poder desarrollar todo su potencial y su talento.
Hoy en día el baloncesto es un juego de continuos bloqueos directos e indirectos porque es el único recurso, según entienden algunos, capaz de generar ventajas. En contraposición a esto, considero que hemos llegado a este punto porque van a menos los jugadores capaces de generarse, y de generar para los demás, ventajas a través de su 1x1. Nos dirigimos hacia un baloncesto más esquematizado y encorsetado donde la inspiración, la creatividad, el desparpajo y el talento tienen menos cabida.
Seguramente es una tarea menos mediática y agradecida exteriormente, pero si realmente queremos formar jugadores cualificados y capacitados para dar ese salto debemos completar su formación técnica, al margen del trabajo físico. Y luego, que el talento individual haga el resto.