Quiero aprovechar la oportunidad que tengo gracias a este blog de transmitiros el ambiente baloncestístico que se respira en Alcázar de San Juan. No es mi intención aburriros con un panfleto propagandístico de mi equipo y mi ciudad, sino daros una visión de la pasión por el baloncesto que se vive en el corazón de La Mancha.
Fue para mí algo inesperado (y que me convenció para fichar) ver un vídeo de la fase final de Primera nacional disputada por el Adepal y comprobar cómo más de 2.000 personas se hacinaban en el pabellón Antonio Díaz Miguel. ¡Más de 2.000! ¿En Primera nacional? Eso había que vivirlo.
Así que recogí los bártulos y comencé una nueva y desconocida aventura, a pesar de dejar a mi espalda 11 años consecutivos en LEB Oro. A veces me pregunto si ha merecido la pena. Y la respuesta es que, indudablemente, sí. Hay un dicho en Alcázar que reza: “Si quieres encontrarte con una persona, búscala el sábado a las 7 y media en el Díaz Miguel". Fue una grata sorpresa ver cómo se sucedían los llenos absolutos en los partidos de liga regular, algo que pocas veces viví en LEB Oro, exceptuando en ilustres canchas como CAI Zaragoza o Menorca, equipos cuya afición ha aupado ya merecidamente a la ACB. Y en Alcázar está sucediendo lo mismo. Año tras año el club va escalando y está ya en LEB Bronce plantando cara a entidades históricas como Girona, Huelva, Santander y demás.
Otra de las cosas que me dejó anonadado fue descubrir que a los partidos de fuera de casa se desplazaban autobuses y coches llenos de gente realmente ilusionada en animarnos y que conseguían hacernos sentir como en casa aun jugando en pistas rivales. Los que el año pasado nos hayan visto en Canoe, Fuenlabrada, Valdemoro etc. sabrán bien de lo que hablo. Y lo mejor es que no se trata de un perfil agresivo y conflictivo de aficionado sino todo lo contrario. Me emociona que padres, hijos, incluso tres generaciones de la misma familia, acudan juntos a los partidos, a divertirse y a jalear ganemos o perdamos. Esto nos da un plus de responsabilidad, porque sabemos que detrás nuestro hay mucha gente que espera lo mejor de nosotros.
La afición al baloncesto en Alcázar no se limita, ni mucho menos, al Adepal. Existe un equipo en Primera nacional, el Grupo76 Alkasar, que mueve también a muchos seguidores. Pero el aspecto fundamental a destacar es la cantera. Me llama poderosamente la atención la cantidad de niños y niñas que militan en los numerosos equipos de categorías inferiores de Alcázar, tanto en los colegios como a través de la Escuela Municipal y los distintos clubes de la ciudad. La progresión de alguno y alguna de ellos es tan espectacular que no me extrañaría que si continúan con el trabajo y la dedicación sean profesionales en el futuro. Y es que en Alcázar es rara la familia que no tenga un miembro practicando activamente el baloncesto.
Por mi parte, es una satisfacción ser partícipe de la dimensión que el baloncesto está alcanzando en Castilla La Mancha, una comunidad históricamente con poca presencia en el baloncesto de elite y que ahora cuenta ya con tres equipos en LEB. Ojalá este movimiento social que genera el baloncesto en Alcázar continúe muchos años, será señal de que seguimos creciendo deportivamente. Yo trataré siempre de que Alcázar de San Juan y el resto de la comarca no sólo sean célebres por las tortas, los vinos, los quesos y la gachas, sino por ser un lugar de La Mancha donde se vive el baloncesto a flor de piel.